Lesiones de los meniscos

Introducción

Las lesiones meniscales son algunos de los trastornos de la rodilla más frecuentes encontradas por el cirujano ortopédico. Nuestro conocimiento y comprensión del menisco ha evolucionado significativamente en las últimas décadas. El menisco fue considerado como una estructura vestigial que no tenía ninguna función, y se tenia como poco más que un remanente embriológico. Esta falta de reconocimiento de su función fue la base para practicar la meniscectomía total. Los avances en el conocimiento de la anatomía y función del menisco, junto con el desarrollo de la cirugía artroscópica, han llevado al tratamiento de menisco contemporáneo. La filosofía quirúrgica ha madurado desde la escisión de rutina a la preservación e incluso la restauración. Un conocimiento básico y ampliado de la anatomía del menisco, la biomecánica y la función es crucial para entender la patología y el tratamiento de menisco.

Morfología y función, de los meniscos.

Los meniscos son estructuras fibrocartilaginosas colocadas a un lado y a otro de la espina de la tibia (menisco medial y menisco lateral) y ocupan el espacio de la articulación entre el fémur y la tibia. Son triangulares a la sección, a modo de cufias interpuestas en la articulación.

El menisco representa tejido fibrocartilaginoso compuesto de colágeno y células ya sea de fibroblastos, o condrocitos. El menisco tiene aproximadamente 75% de agua. La matriz orgánica se compone de aproximadamente tres cuartas partes de colágeno, con colágeno tipo I predominante. Las fibras de colágeno están orientadas de una manera característica. Las fibras más superficiales están orientadas radialmente. La mayor parte de las fibras de colágeno, sin embargo, se encuentran en la capa profunda y están dispuestos en una orientación circunferencial, que siguen la periferia. Las fibras radiales se tejen entre las fibras circunferenciales, que ayudan a proporcionar integridad estructural. La disposición de las fibras les permite resistir las tensiones circunferenciales que se producen en el menisco durante la carga de peso.

En sección transversal, los meniscos son triangulares, siendo más gruesa en la periferia y se estrecha hacia el centro en un borde libre delgado. Las superficies superiores son cóncava para acomodar la convexidad de los cóndilos femorales.

En la cara superior de la tibia hay una eminencia con dos pntas, es la denominada eminencia intercondilea o espina de la tibia. A ambos lados de ella se encuentran los dos meniscos:

El menisco medial es semilunar en forma y es más ancho y delgado por detrás que por delante. El cuerno posterior es más grueso y más amplio, con un promedio de aproximadamente 10,6 mm. El cuerno anterior se inserta por delante en la porción anterior de la espina tibial, concretamente, por delante de la inserción del ligamento cruzado anterior en la base de la espina de la tibia y en el cuerno posterior está unido a la eminencia intercondílea con un deslizamiento adicional del cuerno posterior que se fija al ligamento cruzado posterior. La circunferencia periférica está firmemente unido a la cápsula por los ligamentos coronarios. El menisco medial también está firmemente unido al ligamento oblicuo posterior. El menisco medial cubre aproximadamente el 64% de la meseta tibial medial.

El menisco medial (interno) esta íntimamente adherido a la porción profunda del ligamento colateral medial, mientras que el menisco lateral esta laxo con respecto al ligamento, ya que este se va a insertar en la cabeza del peroné.

El menisco lateral cubre aproximadamente el 84% de la meseta tibial lateral. Es más circular que el menisco medial y es también más uniforme en anchura (promedio, de 12 a 13 mm). Los cuernos anterior y posterior del menisco lateral también se unen a la eminencia intercondílea, pero con mayor proximidad al ligamento cruzado anterior que el menisco medial. Hay unos ligamentos (ligamentos mensico femorales anterior y posterior) que salen de la porción posterior del menisco y van, uno por delante y otro por detrás del ligamento cruzado posterior; son los denominados ligamento de Humphey , por delante del ligamento cruzado posterior y ligamento de Wisberg , por detrás del ligamento cruzado posterior. La fijación periférica del menisco lateral a la cápsula es más delgado y más flexible que en el lado medial. Además, no hay unión en la región del hiato poplíteo, y no hay unión del menisco lateral al ligamento colateral lateral por lo tanto el menisco lateral tendrá más libertad de movimientos.
 

Ligamentos meniscofemorales se pueden encontrar en el 70% de las rodillas. Estos representan ligamentos accesorios  de la rodilla que se conectan del cuerno posterior del menisco lateralal cóndilo femoral medial. El ligamento posterior meniscofemoral de Wrisberg cursa posterior al ligamento cruzado posterior. El ligamento meniscofemoral anterior de Humphrey pasa por delante del ligamento cruzado posterior. Estos varían considerablemente en tamaño, pero de la media es el 20% del tamaño del ligamento cruzado posterior.

El borde de implantación del menisco se continúa con la cápsula articular, recibiendo el nombre de paramenisco. Presentan una zona central avascular y una periférica que recibe vascularización de los vasos provenientes de la cápsula. Se ha demostrado que sólo el 10% a 30% periférico del menisco es vascularizado, de modo, que una desinserción a este nivel puede cicatrizar, gracias al paramenisco que le provee de vasos, y será dolorosa, gracias a las fibras nerviosas amielinicas de la sinovial. El margen libre interior del menisco es avascular como se ha dicho previamente y se nutre del líquido sinovial a través de la difusión

Biomecánica y Función

Los meniscos proporcionan varios elementos integrales para la función de la rodilla. Estos incluyen:

  • la transmisión de carga,
  • aumentar la superficie articular para permitir la absorción de impactos,
  • dar congruencia articular entre tibia y fémur,
  • la lubricación y la nutrición de las articulaciones, y
  • la estabilidad, gracias a que limita  la flexión y extensión de la articulación.

Los meniscos actúan como una zona de transición estructural entre los cóndilos femorales y la meseta tibial. Como tal, aumentan la congruencia entre los cóndilos y la meseta. Los meniscos transmiten aproximadamente el 50% de la carga de compresión a través de un rango de movimiento de 0 a 90 grados. El área de contacto se incrementa, protegiendo el cartílago articular de las altas concentraciones de estrés. La orientación circunferencial de las fibras de colágeno dentro del menisco es especialmente adecuado para esta capacidad. A medida que se aplica la carga, los meniscos tienden a extruir desde entre las superficies articulares del fémur y la tibia. Con el fin de resistir a esta tendencia,  se desarrolla una tensión circunferencial a lo largo de las fibras de colágeno del menisco como tensiones circunferenciales. La continuidad circunferencial del anillo periférico del menisco es parte integral de la  función meniscal. La meniscectomía parcial, o la rotura en asa de cubo, continuaran cumpliendo la función del menisco, siempre que el borde periférico esté intacto. Por el contrario, si un desgarro radial se extiende a la periferia e interrumpe la continuidad del menisco, las propiedades de transmisión de carga del menisco se pierden.

El área de contacto entre fémur y tibia disminuye hasta un 75% después de una meniscectomía total. Esta disminución resultó en un aumento de 235%  a 700%, según estudios, en  las tensiones de contacto lo que supone una pérdida de función del menisco que se traduce en aumento de los cambios degenerativos. Por el contrario, los resultados meniscectomía parcial en sólo una disminución del 10% en el área de contacto y un aumento del 65% en la tensión de contacto.

La estabilidad de la articulación también se ve afectada por los meniscos. El menisco medial es un estabilizador secundario al desplazamiento anterior. Esto es particularmente importante en las deficiencias del ligamento cruzado anterior de la rodilla, se ha demostrado que hay un aumento en el desplazamiento anterior después de la meniscectomía total. En consecuencia, el menisco medial es vulnerable a las lesiones en el ligamento cruzado anterior deficiente de la rodilla  ya que que este intenta limitar el desplazamiento anterior. Tambien se ha demostrado que los meniscos vontribuyen a la estabilidad varo / valgo, así como a la estabilidad de rotación interna y externa.

El movimiento meniscal se ha estudiado con la RM de 3 dimensiones y la RM cinematográfica.

La clínica de la rotura del menisco medial es más expresiva, que la del menisco lateral. Esto es debido a que los últimos grados de la extensión van acompañados de una rotación externa ("autoatornillamiento" de la rodilla), esto es debido a que el cóndilo femoral medial es más largo que el lateral, de modo que cuando este acaba de rotar en la extensión el medial sigue haciéndolo, lo que provoca esa rotación externa. Luego el movimiento de flexoextensión discurre más en la vertiente medial que en la lateral, de ahí que su patología sea clínicamente más expresiva.

En la extensión y en la flexión los meniscos siguen a los cóndilos "como la zapatilla, sigue al pie". En la extensión, los meniscos se desplazan hacia delante.
En la flexión, los meniscos se desplazan hacia atrás, requeridos por el ligamento arcuatum y el fascículo ligamentoso del músculo semimembranoso. La rotación se realiza entre la cara inferior del menisco y la cara superior de la tibia. De manera que cuando este movimiento no se pueda realizar se deberá a una lesión en la cara inferior del menisco.

El ligamento oblicuo posterior se une firmemente al menisco medial posterior, lo que limita su desplazamiento y rotación. Esto probablemente explica el aumento en el riesgo de lesión en el menisco medial. Por el contrario, el aumento de la movilidad relativamente del menisco lateral también es responsable de la aparición más frecuente de lesiones en el lado medial.

Lesiones meniscales

Lesiones del menisco Medial

Hay que diferenciar:

Lesiones meniscales en jóvenes. Es propio en edades en las que el menisco es un fibrocartílago hialino, con condrocitos jóvenes. Se tratará pues de un traumatismo sobre un menisco previamente sano.

Lesiones meniscales, en sujetos de más edad. Serán meniscos con procesos degenerativos previos (más pobre en agua intercelular, más pobre en condrocitos y más rico en fibras colágenas). Para romperse solo necesita de un traumatismo mínimo, que da muy poca sintomatología, con una molestia permanentes, que suele obligar a los pacientes a tomar grandes dosis de antiinflamatorios. El menisco suele romperse por la parte más afectada que suele ser la porción posterior de la cara inferior del menisco medial. Es una de las causas más frecuentes de dolor en la rodilla, sobre todo en mujeres, y aunque casi todos los libros describen las lesiones meniscales de los deportistas como lesiones típicas, son más frecuentes las lesiones en meniscos degenerativos.

Lesiones meniscales de los trabajadores que trabajan con la rodilla flexionada como los mineros. No esta incluido entre los anteriores, ya que no asienta sobre un menisco sano, pero cabria englobarlo como tal^. En estas lesiones el menisco medial presenta microtraumas, debido a la postura en que trabajan (rodilla en flexión continua). La rotura se produce al extender la rodilla sin rotarla externamente (el pie queda fijo al suelo).

Mecanismo de producción de la rotura traumática

En meniscos previamente sanos: el principal mecanismo de producción es que se produzca una incoordinación entre el movimiento de flexoextensión y el de rotación, así por ejemplo tenemos el futbolista con la pierna fija al suelo (por los tacos de la bota) y en flexión, de modo que el menisco se encuentra atrás y pinzado. Si en un momento se extiende la pierna, no podrá rotarla (por estar el pie fijo al suelo, por lo que el menisco no puede acompañar al movimiento y aparecerá una compresión, se romperá el menisco en su cara posterior; o bien, una distracción, una desinserción del menisco en su base (lesión del paramenisco).

Si se produce una compresión, se produce una rotura o hendidura vertical más o menos oblicua, que comienza en el cuerno posterior del menisco medial. Esta lesión puede progresar poco a poco hacia delante cuando llegue al ligamento colateral, va a desprenderse una zona del menisco, que puede desplazarse al centro de la articulación, que puede estar libre o unida por los cabos. A este tipo de rotura se le denomina "rotura en asa de cubo", esta asa se interpone si se levanta, produciendo un bloqueo de la rodilla (imposibilidad'' brusca de flexionar o extender la rodilla, quedando esta fija en una posición ligeramente flexionada).

Si se produce una distracción, la lesión se produce a nivel del paramenisco, por lo que será una lesión dolorosa y con posibilidad de cicatrización.

En meniscos previamente degenerados. Aquí la rotura será horizontal; estos meniscos tienen menos elasticidad que los meniscos sanos, de forma que un simple movimiento, puede producir el fallo del control del ligamento cruzado anterior y del músculo cuadriceps, que lo tutelan, apareciendo una rotura del menisco por un fenómeno de cizallamiento. Es típico la rotura en la cama, al darse la vuelta, se extiende la rodilla, y se apoya el peso de la pierna para dar la vuelta; esto hace que el pie quede fijo y, por tanto la rodilla no pueda rotar, lo que hace que se rompa el menisco. Esta rotura horizontal comienza en el cuerno posterior del menisco medial y en su cara inferior (la que se articula con la tibia), pero más tarde puede ir progresando hasta formar una lengüeta inferior, que a la sección se verá a nivel del cuerno posterior. Hemos de reiterar que este tipo de lesión (roturas meniscales en meniscos degenerados) es mucho más frecuente que las roturas meniscales de los atletas, y se da con más frecuencia en mujeres maduras.

Lesiones del menisco lateral

Se trata de un menisco más móvil, que el menisco medial, de ahí que los fenómenos de compresión y pellizcamiento (que provocan lesiones o roturas longitudinales en el menisco medial) sean aquí más raros. Sin embargo, si que podemos encontrar fenómenos de distensión del paramenisco lateral, dando una patología parameniscal propia, que puede ser respuesta a una serie de microtraumas reiterados, o bien deberse a un traumatismo directo sobre el paramenisco. En ambos casos el paramenisco puede dar lugar a un proceso fibroso conjuntivo cicatricial, convirtiéndolo en una estructura retraída y más firme, que sujetará al menisco, como si fuera el medial, o bien, un proceso multiplicativo, que será el responsable de la formación del denominado "quiste del paramenisco", que es una cavidad rellena por tejido mucilaginoso y con una capsula de revestimiento. Se observa como una tumoración en la vertiente lateral de la interlinea articular, concretamente por delante del ligamento colateral y por debajo de la cintilla ileopectinea, que aparece con la rodilla en extensión y desaparece cuando está en flexión, (el menisco se ve desplazado hacia detrás por lo que se esconde el quiste). Puede ser que el quiste del paramenisco sea una lesión única, pero actúa fijando el menisco lateral haciéndolo mas propenso a una lesión.

La rotura del menisco lateral es una rotura típica que adopta, una morfología en "pico de loro". Se trata de una rotura horizontal, pero como este menisco es más alto que el medial, no habrá una rotura, si no dos, quedando una lengüeta central intermedia.



En la flexo-extensión, el fragmento superior sigue al fémur, y el fragmento inferior sigue a la tibia, de modo que la lengüeta central se sale y hace prominencia, que a la sección da una imagen de "pico de loro". Como la lesión se produce en el tercio medio del cuerno posterior del menisco lateral, la clínica será muy inexpresiva y habrá pocas crisis de enclavamiento.

Para que nos hagamos una idea de la frecuencia de las roturas de los meniscos diremos que en jóvenes, por cada lesión del menisco lateral, aparecen cinco del menisco medial. En viejos aparecen diez lesiones del menisco medial por cada una del menisco lateral.


Malformaciones congénitas del menisco

La más importante es el MENISCO DISCOIDEO : es una superficie extensa que rellena por completo el perfil de la tibia con el fémur.

El menisco discoideo es una variante anatómica que afecta sobre todo al menisco lateral. Raramente, también afecta al lado medial.

El menisco discoideo se puede decir a grandes rasgos que puede ser completo o incompleto

Hasta el año 1948 se creía que el menisco discoideo era un menisco involutivo, propio de niños recién nacidos. Pero- KAPLAN, dudando de esta hipótesis, se dedico al estudio de los meniscos en los niños recién nacidos, demostrando que eran iguales a los del adulto.

Posteriormente se dijo que el menisco era un disco que, durante la etapa fetal, reabsorbería su porción central, dando lugar al menisco definitivo. Y lógicamente pensaron que el menisco discoideo seria consecuencia de la no reabsorción de su porción central, de ahí que lo denominasen menisco no evolutivo.

Pero hoy se sabe que el menisco discoideo es una malformación congénita y no una persistencia de una estructura fetal.

El menisco discoide es un hallazgo infrecuente. La incidencia ha variado de 0,4% a 5% en estudios artroscópicos.

La expresión clínica del menisco discoideo radica en:

  • suelen ser niños de 6-7 años, en los que aparece un crujido por resalte al realizar la flexo-extensión.

  • al ser muy grueso, es propenso a roturas en su espesor, dando roturas transversas, horizontales, e incluso roturas en pico de loro.

Se ha clasificado el Menisco Discoideo en tres grados:

GRADO I ó MENISCO PRIMITIVO

Es un menisco muy ancho e irregular. Tiene la particularidad de ser más alto en la porción medial que en la lateral :

Puede ser causa de resalte como es más alto por la parte medial que la lateral, al realizar la flexo-extensión el cóndilo del femar puede saltar y dar un resalte.

GRADO II ó MENISCO INFANTIL

Se le denomino así porque se creía que era el menisco propio do recién nacido, Presenta las siguientes características:

  • de perfil, es más afilado en la porción medial que en un menisco medial.

  • a la sección, presenta una proliferación central.

Como es más ancho, suele dar roturas "en pico de loro",

GRADO III ó MENISCO INTERMEDIO

Como su nombre indica es una situación intermedia entre el menisco normal y el menisco discoideo, esto es, conserva una morfología normal, pero es más grueso y más ancho.

Clasificación de Watanabe del menisco discoideo lateral:

  1. completo,

  2. incompleto y

  3. tipo ligamento de Wrisberg.

El menisco discoideo completo e incompleto varían en su grado de cobertura de la meseta tibial. El tipo ligamento de Wrisberg es bastante normal en su forma, pero no hay ligamento coronario posterior . En su lugar, el menisco lateral se fija al ligamento menisco-femoral de Wrisberg.

El menisco discoideo lateral es, generalmente asintomático. En los tipos completos e incompletos, el menisco suelen volverse, generalmente en sintomáticos cuando ocurre una rotura meniscal. Por lo tanto, los signos y los síntomas de la patología son más el reflejo de una rotura meniscal. El menisco discoideo entonces se identifica con artroscopia.

El síndrome de la rodilla en resorte se asocia generalmente a la variante de ligamento Wrisberg . El movimiento anormal del menisco resulta de la carencia de la inserción capsular posterior. La subluxación del menisco con los movimientos de flexión y extensión da lugar a una sensación de resorte la línea articular.

El tratamiento de menisco discoideo depende de el tipo y si hay o no una rotura. Si se descubre un menisco discoideo sin evidencia de rotura, se considera un hallazgo casual y no se trata. Si hay rotura asociada a un menisco discoideo completo o incompleto, entonces se realiza una meniscectomía parcial como técnica de saucerizacion. La meta debe ser el resecar bastante tejido para dar lugar a un borde bien contorneado, y estable de 6-milímetros de espesor. Para la variante del ligamento de Wrisberg, el tratamiento tradicional ha sido la meniscectomía total . Más recientemente, se han desarrollado técnicas para reducir el menisco y lo repara proporcionando un agarre posterior.

Los quistes meniscales

Los quistes parameniscal ocurren con relativa poca frecuencia. Por lo general se asocian con roturas horizontales. Sin embargo, también se han reportado quistes aislados sin patología meniscal. Aunque la incidencia de quistes es generalmente más alta en el lado lateral, hay algunos estudios informan de una incidencias iguales.

Se han propuesto varias teorías sobre la etiología de los quistes, incluyendo origen traumático, así como origen puramente degenerativo. Barrie postuló que la formación de quistes meniscales se originó por afluencia de líquido sinovial a través de las roturas microscópicas y gruesas del menisco. Los quistes meniscales son típicamente multiloculares y están revestidos por tejido endotelial sinovial. Los quistes de menisco se han reportado, sin embargo, en ausencia de patología meniscal, un factor que puede alterar el tratamiento quirúrgico del quiste meniscal.

En ausencia de un desgarro meniscal, se ha propuesto que un quiste parameniscal puede desarrollarse a partir de una lesión de compresión en la periferia de un menisco que tiene una degeneración central. El quiste meniscal, entonces puede desarrollarse más periféricamente, dejando el cuerpo del menisco anormal, pero no roto. Además, las estructuras quísticas pueden ser histológicamente diferentes de las asociados a las roturas de menisco.

Un quiste meniscal se puede presentar con signos y síntomas compatibles con patología típica de menisco. La  hinchazón intermitente en la línea articular es variable, mientras que el dolor sobre la zona es bastante común. Pisani describe que una lesión que disminuye de tamaño con flexión de la rodilla y aumenta con la extensión es muy probablemente un quiste meniscal.

La RM es útil para confirmar la presencia de un quiste meniscal e identificar cualquier desgarro meniscal concurrente.


El tratamiento de un quiste meniscal consiste en artroscopia diagnóstica para determinar la presencia de un desgarro de menisco. En presencia de un desgarro de menisco, la meniscectomía parcial seguida de descompresión artroscópica del quiste es el tratamiento de elección. Si no se confirma un desgarro en el momento de la artroscopia, se hará una descompresión del quiste abierta con reparación meniscal periférica, dejando de ese modo el cuerpo del menisco intacto. En presencia de un pequeño desgarro de menisco, se puede realizar una meniscectomía parcial artroscópica  limitada, y si no se identifican vías, a continuación, se hará una cistectomía abierta.

Clínica de las lesiones meniscales

A) Niños con menisco discoideo

Presentan :

  • Crujido a la flexo-extensión en ambas rodillas.

  • Resalte del cóndilo femoral a la flexo-extensión. Este signo no es patognomónico del menisco discoideo, ya que también puede darse por laxitud ligamentosa, por una ligera subluxación patelo-femoral.

  • Por otras patologías, como la exostosis en la cara infero-medial del fémur, sobre la que puede saltar los tendones de la pata de ganso.

Pueden presentar bloqueos que son debidos a que el cóndilo del fémur resalte por completo (por encima del menisco discoideo), o bien que se desplace el menisco discoideo. Hemos de tener bien claro que en el niño nunca habrá roturas de menisco. Si hay bloqueo el diagnostico de menisco discoideo es seguro.

B) En personas atléticas jóvenes

La anamnesis es muy clara; refiere la lesión un hecho concreto: En los casos traumáticos, la lesión es causada con la rodilla en flexión, la carga de peso, seguido por la rotación. Puede o no notarse un chasquido. La rodilla le falla y tiene que dejar de hacer la activida; marcha cojeando a su casa, se mete en la cama y nota que a las 24 horas no aparece hidrartros. Esta anamnesis ya nos permite diferenciarla de otras lesiones, así si se le hubiese roto un ligamento o hubiese tenido una fractura osteocondral, el hemartros e hidrartros seria instantáneo. Para explorarlo se busca el signo de "peloteo rotuliano".

Según el tipo de lesión tendremos:

Si es una desinserción, nota una sensación de bloqueo, pero el menisco vuelve luego a su sitio y cura solo (ya vimos que el paramenisco tenia capacidad de cicatrizar). En este caso no hace falta intervenir.

Si la rotura es de cuerno posterior, no llega a tener bloqueo. Al cabo de unos días vuelve a jugar o al trabajo, pero nota que la rodilla "ya no es la misma".

Si la rotura va más lejos tendrá

Dolor, que se produce siempre en la interlinea articular (para saber que estamos en ella debemos palpar el pico de la rotula y se sigue a un lado y a otro), a nivel del ligamento colateral medial o en su proximidad. Esto es debido a que la base de inserción del paramenisco en la porción profunda del ligamento colateral está a nivel de la interlinea articular. Este dolor puede ser debido a la desinserción del paramenisco o a la tracción del mismo; o bien, por la formación de un pequeño hidrartros (por irritación de la sinovial, y es siempre tardío 24-48 horas después de la lesión). Da sensación de pesadez en la rodilla (ya que nunca dará un hidrartros sensación de dolor, sino que solo la da el hemartros). Este hidrartros se forma durante la jornada y se reabsorbe durante la noche, lo que explica que se siente la rodilla más pesada antes de acostarse que por las mañanas al levantarse. El dolor provoca una atrofia refleja del músculo cuadríceps, pero no es muy evidente.

Bloqueo que es la imposibilidad brusca de extender la rodilla quedando esta ligeramente flexionada. Es debido a que el cóndilo penetra en la brecha, o bien, que una porción del menisco se desplace madialmente en "asa de cubo" y quede el cóndilo "cazado." como un cepo.

Este bloqueo tiene dos características propias: no es casual ya que siempre es debido á un movimiento brusco; y el paciente no es capaz de resolvérselo él mismo (el bloqueo producido por un cuerpo libre intraarticular si que es capaz de resolvérselo). Para resolvérselo obliga a una anestesia general y a una manipulación del ortopeda.

Fallos, denominación original es "giving way" ; cuando al ir andando, la rodilla falla, se va en flexión y es preciso ayudarse con las roanos o con la otra pierna para, no perder el equilibrio. Será pues una insuficiencia del aparato extensor, quedando la rodilla flexionada. Es pues, la claudicación dolorosa de la rodilla que aparece siempre tras un movimiento.

Crujidos, el paciente cuenta su aparición de una forma especifica, los crujidos aparecen espontáneamente y esporádicamente (no de forma continua, como aparecen en el menisco discoideo) y son debidos al fugaz cabalgamiento del cóndilo sobre el área fisurada en las roturas longitudinales, Cuando llevamos la rodilla en una hiperflexión forzada y, luego, extendemos la pierna, oiremos un crujido con sensación de resalte, que a veces da dolor.

C) Persona de mediana edad  con rotura transversal degenerativa.

Se caracteriza por:

Un mecanismo de producción trivial (lo sabremos por anamnesis): al levantarse de una silla, al arrodillarse e intentar luego levantarse, al volverse a coger algo, en la cama al revolverse...

Dolores intermitentes en la rodilla; le suele doler al subir escaleras (al poner la rodilla en flexión). Si se tratase de una lesión del aparato extensor se quejaría al bajar las escaleras (extensión).

Rodilla cansada y falta de fuerzas al final de la tarde.
dolor en la región postero-medial (por lesión del cuerno posterior).

Exploración de las lesiones meniscales

Como vimos, uno de los signos más importantes de las lesiones meniscales, sobre todo en los atletas, es el BLOQUEO de la rodilla afecta. Cuando es debido a una rotura en "asa de cubo", en la que el cóndilo
femoral queda enganchado en la brecha meniscal, el bloqueo será completo esto es, no podremos flexionar ni extender pasivamente la rodilla. Mientras que cuando el bloqueo es incompleto, podremos flexionar la rodilla pero no podremos extenderla completamente. Esto es debido a que, al estar roto el menisco, no se podrá realizar la rotación externa, que es necesaria para la hiperextensión. Para saber si esta hiperextensión es
forzada o no recurriremos al signo de HELFET: en una rodilla sana, en la flexión, el pico da la rotula esta en línea con la tuberosidad anterior de la tibia, Al realizar la extensión, como se acompaña de rotación externa, se lateralizará la tuberosidad anterior da la tibia con respecto al pico de la rotula (signo de Helfet negativo). Si hay un bloqueo incompleto, al realizar pasivamente la extensión, como aquí no puede rotar externamente el pico de la rotula y la tuberosidad anterior de la tibia siguen todavía en línea (signo de Helfet positivo).

Maniobras para provocar dolor:

Palpar la interlinea articular con la rodilla en flexión (dolerá), al extender la rodilla aumentará el dolor, debido a que el menisco, que se desplaza hacia delante por la extensión choca con el dedo.

También aumentará el dolor con la hiperflexión, ya que se desplazan los meniscos hacia detrás y queda pellizcado entre el cóndilo y la tibia.

Al llevar la rodilla en varo o en valgo aumentará el dolor en la parte medial o lateral. Es un signo poco valioso, pero nos sirve para diferenciarlo de las lesiones ligamentosas: en las lesiones ligamentosas aumenta el dolor por la distensión, mientras que en las lesiones meniscales aumenta el dolor por la compresión.

Maniobras para provocar dolor y/o crujidos

Signo de FOUNIE para el menisco medial: se coloca la rodilla en flexión media y se lleva el pie en rotación interna, (el talón mira hacia el menisco opuesto), de tal forma que la tibia emigra hacia delante y el menisco se desplaza hacia detrás y hacia dentro. Por ello, al rotar-ligeramente la rodilla provocaremos crujidos.

Signo de FOUNIE para el menisco lateral: igual que el anterior, pero con la salvedad de que el pie debe estar en rotación externa (el talón mirará hacía el menisco medial).

Signo de McMURRAY para el menisco medial: es el más importante. Se coloca la rodilla en hiperflexión (el menisco se desplaza hacia detrás, quedando el cuerno posterior entre el cóndilo y la plataforma tibial) y el talón mirando en la misma dirección del menisco (rotación externa, del pie). Al pasar de hiperflexión a flexión, notaremos un crujido que se acompaña de dolor: si aparece cuando aún hemos "deflexionado" poco, la lesión estará en el cuerno posterior del menisco medial. Si tarda más en aparecer, la lesión estará en la porción media del menisco medial. El signo de McMURRAY, pone de manifiesto las lesiones meniscales más frecuentes: las roturas transversas del menisco medial, en las que al realizar esta maniobra aparece dolor y sensación audible de "pisamiento de arena", que es una crepitación similar a la que se produce al pisar la arena. Es debida al desplazamiento entre los fragmentos del menisco roto.

Signo de McMURRAY para el menisco lateral: el pie estará rotado internamente (el talón, mirará hacia fuera).

Signo de APLEY: La prueba Apley se realiza con el paciente en posición de decúbito prono con la rodilla flexionada 90 grados. Se efectuará una rotación de la tibia sobre el fémur y aplicación de tracción y después de compresión axial para reproducir el dolor en la interlinea articular.

El dolor a la tracción indica alteración de la cápsula y sus ligamentos, mientras que el dolor a la presión y rotación interna indica lesión del menisco lateral y a la presión y rotación externa lesión del menisco medial.

Signo del Poplíteo o de Cabot: es útil para valorar las lesiones del menisco lateral. El paciente  se sitúa en decubito supino, con la cadera en abduccion y la rodilla en flexion, de modo que el pie reposa sobre la rodilla opuesta, lo que provoca varo y rotacion externa. El examinador, de pie junto al paciente, aplica el pulgar sobre la interlinea articular lateral, inmediatamente delante del ligamento colateral lateral. El resto de los dedos completan la presa sobre la cara medial de la rodilla. Con la otra mano agarra el tercio inferior de la pierna.  Se le indica al paciente que extienda la rodilla contra la resistencia que le opone el examinador.

El signo positivo consiste en la aparición de dolor agudo e incapacidad para completar el movimiento. Esto indica lesión degenerativa del menisco lateral.

Se trata de un signo de gran valor diagnostico que se basa en la existencia de una zona de menor resistencia mecánica en el tercio medio-posterior del menisco lateral, concretamente en el hiato u ojal de paso del tendón del músculo poplíteo, la cual predispone a la degeneración quística local. La expresión clínica de este hecho se conoce como sindrome del hiato poplíteo, por lo que esta prueba ha venido a denominarse también signo poplíteo.

El sujeto no puede llevar a cabo el movimiento en tanto el examinador no retire la presión digital. El hallazgo se considera positivo cuando concurren ambas circunstancias – dolor e incapacidad – de modo simultaneo.

Signo de Steinmann I:

El paciente está sentado en el borde de la mesa, con la rodilla colgando a 90 grados de flexión, o el paciente está tumbado en la cama en posición supina y el examinador sostiene la rodilla en flexión de 90 grados. La prueba se repite en varios grados de flexión de la rodilla (diferente localización del desgarro).

Se hacen rotaciones de la tibia lateral y medialmente.

Prueba positiva:

Menisco lateral. Dolor en interlínea externa con la rotación interna.

Menisco medial. Dolor en interlínea articular interna con la dotación externa.

Signo de Steinmann II:

Paciente acostado, se sujeta la rodilla con una mano  y con la otra la pierna, se hace rotación externa e interna mientras se flexiona y se extiende.

Se provoca dolor en la interliena articular.
La rodilla está flexionada y la línea de articulación se palpa. La prueba positiva se indica si el dolor se mueve posteriormente con el aumento de la flexión.
La rodilla se extiende y se palpa de nuevo la  línea articular. Una prueba positiva se indica si el dolor se mueve hacia delante cuando se extiende la rodilla.
El ensayo se repite en varios grados de flexión y extensión.


En todos estos signos, no se les debe quitar el zapato al paciente, ya que nos sirve de brazo de palanca para la rotación interna del pie. Si quitásemos el zapato, el tobillo podría amortiguar la rotación del pie.

 

Exploración por imágenes

La radiografía simple de la rodilla no sirve, para casi nada, ya que los meniscos son estructuras radio traslúcidas. Solo servirá cuando haya
calcificaciones meniscales, que solo se dan en raras afecciones.

La neumoartrografía, consiste en inyectar aire dentro de la articulación, de modo que se extiende a toda la cavidad articular y nos dará los contornos de los meniscos, las superficies óseas, y los ligamentos cruzados. Aunque puede hacerse solo con aire, se suele inyectar aire y una solución de contraste iodado, que permitirá ver el perfil interno del menisco en el caso de que haya una rotura. Así, si el aire penetra en la fisura se podría ver, pero es necesario que el rayo incida perpendicularmente a ella; por esto se realizan diversas proyecciones: 4 proyecciones oblicuas mediales y 4 proyecciones oblicuas laterales.

Presenta dos inconvenientes: Hay peligro de infección (Artritis) y no sirve para las roturas transversales, ya que están en la cara inferior del menisco, pero si que es útil para reconocer los cambios típicos de los meniscos degenerativos: así cuando una. señora, hace una, meniscopatía degenerativa su menisco se vuelve fibrocartilaginoso (disminuye su hidratación), por lo que disminuya el espesor del menisco medial, dando una imagen de pinzamiento articular (disminuye la anchura interarticular) asintomático y unilateral. También habrá una respuesta osteofitaria, que dará lugar a la formación de osteofitos por debajo del menisco.

La resonancia magnética ha superado con creces a la prueba anterior por su especificidad y sensibilidad. Es una técnica que permite visualizar los diferentes tejidos que constituyen la rodilla (hueso, cartílago, ligamento, meniscos...) con nitidez y sin que el paciente se someta a radiaciones. Los trastornos degenerativos y patológicos del menisco, son demostrados con la RM, mediante signos de intensidad anormal en el substrato del fibrocartílago, o en la distorsión de su configuración triangular o separación periférica de su cápsula.

Se ha especificado un sistema de graduación de I al III para estos signos anormales, correlacionado con cambios histológicos.

  • Iº Degeneración zonal pequeña.

  • IIº Degeneración difusa, mayor junto a la cápsula.

  • IIIº Ruptura, alteración de los lados del triángulo.

Las zonas de ruptura se ven más claras cuando están separadas y les entra líquido. Las rupturas verticales usualmente son por trauma y afectan más al menisco medial, las rupturas horizontales son de naturaleza degenerativa, que junto a los quistes meniscales afectan más al menisco lateral. El quiste meniscal es mejor visto en el plano coronal, usualmente en el compartimiento antero externo. La imagen sagital lo muestra como una “rueda” delante del cuerno anterior.

La ARTROSCOPIA diagnóstica-quirúrgica es otra prueba para los casos de duda.

TRATAMIENTO DE LAS LESIONES MENISCALES

Nos vamos a encontrar ante tres situaciones distintas:

  • Enfermo que nos viene con la rodilla bloqueada (el paciente no se la puede desbloquear por manipulación; se debe proceder a desbloquearla mediante

    • manipulación bajo anestesia

    • por una intervención quirúrgica.

  • Enfermo que viene por una meniscopatía degenerativa.

  • Enfermo que presenta repetidas crisis de bloqueos.

El tratamiento inicial de un menisco roto se dirige a reducir el dolor e inflamación de la rodilla.

Se puede recomendar la deambulación con muletas durante algunos días para mantener la rodilla en reposo y la aplicació hielo para reducir el dolor y la hinchazón.

Si la rodilla está bloqueada y no se puede desbloquear, puede estar indicada la cirugía precoz para retirar la porción desgarrada y atrapada en la articulación.

Una vez que se rompe el menisco, lo más probable es que no pueda cicatrizar por sí solo. Si los síntomas persisten, la cirugía puede estar indicada bien para extirpar la parte desgarrada del menisco o bien para repararlo. Hoy día la mayor parte de la cirugía meniscal se hace mediante artroscopia. Se realizan pequeñas incisiones en la rodilla para permitir la inserción de una pequeña cámara dentro de la articulación. A través de otra pequeña incisión, se introducen instrumentos especiales para retirar la porción dañada del menisco a la vez que se visualiza por el artroscopio lo que se va haciendo.

En ciertos casos los desgarros meniscales pueden repararse. El artroscopio se usa para ver el menisco roto; después se colocan suturas en el mismo para repararlo. La reconstrucción del menisco no es posible en todos los casos: los pacientes jóvenes con roturas meniscales recientes son los candidatos ideales para la reparación, mientras que las roturas degenerativas en pacientes de edad generalmente se consideran irreparables.