Tendinitis - Bursitis iliopsoas

Bursitis  y tendinitis del Iliopsoas o iliopectinea

Introducción

Las lesiones de la cadera y de la pelvis abarcan el 2-5% de todas las lesiones deportivas, de éstas, las lesiones musculotendinosas son las mas comunes. La mayoría de las lesiones deportivas que ocurren en la parte proximal del muslo y pelvis son musculotendinosas (distensiones del cuádriceps, tendinitis de los aductores), menos frecuentemente las tendinitis o bursitis del iliopsoas, que están estrechamente interrelacionadas ya que la inflamación de una, inevitablemente causa inflamación de la otra, debido a su estrecha  proximidad. Las 2 lesiones más comunes del iliopsoas son tendinitis y bursitis. A pesar de ser tan comunes, las lesiones del iliopsoas, en cambio son una causa mal reconocida de dolor de la cadera y de la ingle. Ambas son esencialmente idénticas en cuanto a la  forma de presentación y al tratamiento.

Las mujeres tienden a ser más propensas para las lesiones iliopsoas que los hombres, y afecta más a los adultos jóvenes.

Anatomía Funcional

La pelvis conecta el tronco y las extremidades inferiores. La cadera es una articulación compuesta por una bola y una copa que permite 3 rangos de movimientos. La gama del movimiento de la cadera incluye aproximadamente 120° de flexión, 20° de la extensión, 40° de la abducción, 25° de la aducción, y 45° cada uno de la rotación interna y de rotación externa. La posición de reposo de la cadera se considera que es de 30° de flexión y 30° de abducción.

Los músculos del psoas y del iliaco se originan en la columna lumbar y en la pelvis respectivamente, y son inervados por las raíces lumbares superiores (L1, L2, L3). Estos músculos convergen para formar el músculo iliopsoas, que se inserta en el trocánter menor del fémur proximal como  tendón del iliopsoas. El tendón principal del psoas presenta una rotación característica en su trayecto, transformando su superficie ventral en una superficie medial. La porción ilíaca de este tendón tiene una posición más lateral, y las fibras más musculares más laterales del músculo iliaco sobre el trocánter menor sin conectar con el tendón principal.

El músculo iliopsoas pasa anterior a el borde del cotilo y la cápsula de la cadera en un surco entre la espina ilíaca antero inferior lateralmente y la eminencia iliopectínea medial. La unión musculotendinosa se encuentra constantemente a nivel de este surco. El músculo iliopsoas funciona como un flexor de la cadera y un rotor externo del fémur.

Se ha descrito un paquete muscular ilio-infratrocánterico, que se relaciona probablemente con el tendón del iliopsoas. Este paquete muscular se origina en la incisura interespinosa y la espina ilíaca antero-inferior (sobre el origen del músculo recto femoral), discurre a lo largo del borde anterolateral del músculo iliaco, y se inserta sin un tendón sobre la superficie anterior del trocánter menor. La bursa iliopsoas  descansa entre la unión musculotendinosa y el borde acetabular. Esta bursa es la más grande del cuerpo y puede extenderse, proximalmente en la fosa ilíaca y distalmente al trocánter menor. En el 15% de individuos normales, se comunica con la articulación de la cadera entre los ligamentos iliofemoral y pubofemoral. En pacientes con patología de la cadera, hay una frecuencia 30-40% de comunicación entre las dos estructuras.

Los flexores de la cadera están entre los músculos y los tendones más poderosos del cuerpo. Abarcan desde el iliopsoas (músculos profundos en el frente de la cadera), y el tensor de la fascia lata (músculo externo de la cadera), y el músculo recto femoral y sartorio (que descansa sobre los músculos del iliopsoas en su área anterior y superior del muslo). Los flexores de la cadera ayudan a levantar la pierna hacia el tronco o a doblar el tronco hacia el muslo (como al sentarse desde una posición de tumbado), también rotan externamente  la columna y el fémur, y también limitan la extensión de la cadera al caminar o al correr.

Aunque a menudo se ve como un solo músculo, los iliopsoas son 2 músculos: el psoas - mayor y el iliaco (psoas menor - músculo flexor débil) que se sitúa profundamente debajo de la superficie de la piel. El músculo del psoas descansa en el frente de la cadera. Comienza en su parte posterior de la columna lumbar, insertándose a la base del sacro (hueso triangular que forme la base de la columna dorsal y la pieza trasera de la pelvis) en la superficie interna del íleo (la parte superior y más ancha del hueso de la pelvis) y en el trocánter menor del fémur. El iliaco empieza en el hueso íleon de la pelvis, y se inserta en la superficie interna más baja de la columna lumbar y sacro. También termina en el trocánter menor del fémur. Ambos músculos terminan juntos vía el mismo tendón y se insertan en el trocánter menor del fémur y es donde ocurren la mayoría de las lesiones.

La bursa iliopsoas es la bursa más grande del cuerpo. Descansa entre el músculo-tendón del psoas, el hueso del pubis y la parte súpero interna del fémur. Ayuda a reducir el rozamiento y fricción de los huesos y de los tejidos blandos que se relacionen con la cápsula de la articulación cadera.

Tendinitis y bursitis del iliopsoas

La tendinitis Iliopsoas  implica la inflamación e irritación del  tendón del iliopsoas y del área que rodea el tendón. Es el resultado del micro-trauma crónico al tendón del iliopsoas por sobreuso de las actividades repetidas o en otras actividades que son comunes en actividades deportivas.

Se han utilizado una variedad de términos para describir y para clasificar lesiones del tendón.

  • Tendinitis que se asocia típicamente a lesión aguda con la cual hay una anomalía de las fibras del tendón y una interrupción de la vascularización del tejido conectivo peritendinoso que provoca una respuesta inflamatoria aguda dentro del tendón. La tendinitis puede ser aguda, subaguda, o crónica, dependiendo de la duración de los síntomas.

  • Peritendinitis es una condición en la cual lesión aguda produce una respuesta inflamatoria  solamente en el tejido blando que rodea el tendón, sin la interrupción de las fibras del tendón.

  • Tendinosis, que se asocia a menudo a microtraumatismo crónico al tendón, tal como sobrecarga repetida. En el caso de tendinosis, las lesiones de las fibras tiende se caracterizada por ser intrasubstania, comparada con la lesión peritendinosa, que ocurre en tendinitis. Los resultados microscópicos en la tendinosis incluyen la degeneración fibrilar, la proliferación angiofibroblástica, la degeneración la mixoide, la fibrosis y, ocasionalmente, la inflamación crónica.

La bursitis del iliopsoas afecta la bursa por debajo del tendón del músculo del iliopsoas, que se inflama y se irrita cuando se sobreutiliza el músculo del iliopsoas.

La tendinitis del iliopsoas y la bursitis del iliopsoas son similares y ocurren a menudo al mismo tiempo ya que la inflamación del tendón causa a menudo la inflamación de la bursa y viceversa. Ambas condiciones presentan síntomas similares, y son menos comunes que otras lesiones de la ingle.

El síndrome del iliopsoas se refiere a un estiramiento, un desgarro o a una ruptura completa del músculo iliopsoas o del tendón donde el tendón se inserta en el hueso del muslo, con frecuencia experimentados junto con bursitis del iliopsoas. Es raro que el músculo-tendón del iliopsoas se rompa totalmente.

Condiciones asociadas

Las condiciones y/o los síntomas asociados a la bursitis del Iliopsoas pueden ser: síndrome de la cadera en resorte, bursitis trocantérea, rotura del labrum de la cadera, la contractura dolorosa neuromiofascial, tendinopatía del iliopsoas, las anormalidades de la columna dorsal y lumbar, bursitis del iliopsoas, síndrome del iliopsoas, tendinitis del iliopsoas, la inflamación del tendón, el dolor anterior de la cadera, el dolor de la ingle, la artritis reumatoide, fracturas de la cadera, síndrome de sobreuso de la cadera, lesiones sacrolumbares, osteopatía del pubis  o lesión de la ingle. 

Biomecánica y fisiopatología de la lesiones

La lesión aguda y la lesión por sobreuso son las 2 causas principales de tendinitis del iliopsoas. La lesión aguda implica típicamente una contracción excéntrica del músculo iliopsoas, pero también puede ser debido a un traumatismo directo. La lesión por sobreuso puede ocurrir en las actividades que implican una flexión repetida de la cadera o rotación externa del muslo. Las actividades que pueden predisponer a  tendinitis iliopsoas incluyen baile, ballet clásico, entrenamiento de resistencia, el remo, correr (particularmente cuesta arriba), atletismo, fútbol, y gimnasia. 

Durante los brotes adolescentes de crecimiento, los flexores de la cadera tienden a convertirse en relativamente inflexibles. Esta inflexibilidad puede conducir a problemas en los atletas más jóvenes porque la tensión puesta en la unidad musculotendinosa del iliopsoas aumenta y la biomecánica general se altera. La contractura del iliopsoas, del tensor de la fascia lata, o del músculo recto femoral conduce a una inhibición del glúteo mayor, provocando una inclinación pélvica anterior. Esto conduce a un efecto adverso  en la cinética de la cadena. La inclinación anterior excesiva puede provocar  un aumento de la lordosis lumbar con el consiguiente estrés resultante en los discos lumbares bajos, las articulaciones facetarias, y todo esto puede dar lugar a un aumento flexión de la rodilla, a la elevación del talón con la consiguiente falta de apoyo durante las fases de apoyo medio del ciclo del paso. El aumento subsiguiente en la carga excéntrica a través del aparato extensor de la rodilla puede dar lugar a lesiones del tendón patear. Con el aumento de la flexión de la rodilla, las fuerzas de compresión en la superficie de contacto patelofemoral aumentan y pueden predisponer a problemas patelofemorales.

Causas de la bursitis y de tendinitis de Iliopsoas

Las lesiones consideradas por sobre uso son el  resultado de sobrecargar las caderas con flexiones repetidas y movimientos de rotación externa, que lesionan el músculo iliopsoas en su extremo distal y lo inflaman. La bursitis del iliopsoas implica un rozamiento del tendón contra un surco protuyente y amplio, por donde el iliaco y el psoas mayor discurren (la eminencia iliopectínea del pubis); esta fricción irrita la bursa. La gente que participa en actividades tales como golf, hockey, animadores en eventos deportivos, el ballet clásico, el remo, gimnasia, y entrenamiento de resistencia (ejercicios abdominales) pueden desarrollar, a menudo tendinitis y bursitis del iliopsoas. Incluso las acciones simples como ponerse los calcetines o zapatos y caminar rápido pueden agravar la situación. Esta condición es más común en mujeres que en los hombres, especialmente los que tengan ligamentos laxos.

El síndrome del iliopsoas puede ser causado por una contracción brusca del músculo  iliopsoas, que da lugar a un desgarro o a una ruptura del músculo (normalmente un desgarro parcial en la unión tendinomuscular). Se han demostrado cargas de hasta ocho veces el peso corporal en la articulación durante la competición atlética vigorosa, y movimientos tales como estar de pié y torcer la cintura sin mover los pies, o  rotar externamente la pierna hacia fuera mientras está en extensión normal es responsable de lesiones del iliopsoas. Los corredores de saltos de vallas, los saltadores de altura, el béisbol, y los jugadores de fútbol, son propensos este tipo de lesión. Otros que participan en actividades que implican correr cuesta arriba y/o saltar, los deportes que dan patadas, el entrenamiento de levantamiento de peso (la flexión y el ponerse en cuclillas) tienen también un riesgo.

La tendinitis y/o la bursitis del iliopsoas son comunes durante los brotes de crecimiento durante la juventud porque se altera su biomecánica, los tendones y músculos están tensos, la pelvis comienza a inclinarse y el resto de la parte inferior del cuerpo se desalinea. Esto puede afectar la parte baja de la espalda, la articulación de la cadera, rodillas y a al modo de andar.

Artritis reumatoide o Gota puede causar una bursitis del iliopsoas. Alguna gente con enfermedades tales como artritis reumatoide, gota o esclerodermia puede contraer bursitis por depósitos cristalinos en la articulación. Aunque no se sabe mucho acerca de cómo ocurre este proceso, es conocimiento común que el ácido úrico es un subproducto normal del metabolismo diario. Un paciente con gota no es capaz de eliminar este ácido úrico correctamente, conduciendo a la cristalización de este exceso de ácido que se deposita en la articulación –que provoca dolor- y que a menudo conduce a una bursitis.

Otros factores que influyen en la aparición de una tendinitis y/o bursitis del iliopsoas son la edad y la degeneración tisular que causa a menudo una disminución de la flexibilidad del tendón, las discrepancias de la longitud de la pierna que pueden dar lugar a un paso desequilibrado, cambios en el equipo o el terreno de entrenamiento (bici de montaña a bici de paseo, carrera en cemento a carrera en pista) o los cambios en la intensidad de su actividad, sin la preparación apropiada, pueden dar lugar al sobreesfuerzo, que terminan en lesiones del iliopsoas.

Síntomas de la bursitis y tendinitis del Iliopsoas

Los síntomas de la inflamación de ambas entidades son similares (dolor, hipersensibilidad, hinchazón, calor o rojez y pérdida de la movilidad normal).

 

El dolor y la hipersensibilidad son los síntomas más comunes que se experimentan con la tendinitis y/o bursitis del iliopsoas. Estos se notan en la profundidad de la ingle e irradia alrededor y al frente de la cadera o área superior del muslo, y puede irradiarse por la parte anterior del muslo hacia la rodilla;  así mismo puede irradiarse a la región lumbosacra y glútea. Este dolor se puede experimentar en cada localización o en todas  a la vez; puede también aparecer en un lado o ambos lados del cuerpo.  A menudo se conoce la razón del dolor, no obstante a veces puede no haber razón lo suficientemente importante que lo justifique. El inicio  del dolor y de la hipersensibilidad es lento y se va acrecentando en un período del tiempo largo. En cambio, en el síndrome del iliopsoas, el dolor y la hipersensibilidad serán repentinos y agudos. El dolor aparecerá, generalmente, en un período de tiempo corto durante actividades vigorosas como joogin o chutar a un balón con el empeine, así como actividades más pasivas tales como levantarse de una posición asentada, ponerse los calcetines o los zapatos, extendiendo la pierna mientras se conduce, subiendo escaleras, levantando algo pesado o aproximando la rodilla hasta el tórax (especialmente contra resistencia). A menudo se encuentra dificultad para acostarse  sin ayuda. En esta lesión el dolor puede progresar y persistir  mientras dura la actividad pero desaparece con el reposo, y  eventualmente el dolor puede persistir durante la actividad y el reposo. Ocasionalmente el dolor disminuye con la actividad, pero reaparece con mayor intensidad cuando para la actividad.

Los pacientes pueden manifestar dolor constante en la parte anterior de la rodilla  con tendinitis patelar  o disfunción patelofemoral, que pueden ser el resultado de a músculo iliopsoas contracturado.

El tiempo medio desde el inicio de los síntomas hasta el diagnostico se extiende generalmente entre 32 y 41 meses.

También se puede experimentar debilidad en el área superior del muslo/cadera especialmente al levantar la rodilla dando lugar a una cojera al caminar o al correr.

Puede haber rigidez y contractura de la cadera en ingle así como de la rodilla, como resultado de un músculo iliopsoas tenso. La  hinchazón y el aumento cantidades de líquido en la bursa es a menudo evidente especialmente con bursitis del iliopsoas. Esto se puede acompañar por rojez y calor en la ingle.

Puede haber crepitación (chasquidos, sonidos de la cadera, crujidos, clics), especialmente con la inflamación del iliopsoas, de la bursa o en el síndrome de la cadera en resorte (causado por el tendón del iliopsoas que se bloquea en la pelvis cuando se dobla su cadera). Esto también ocurrirá con una rotura severa o completa de los iliopsoas. En las roturas completas se ve dificultada generalmente la subida de escaleras.

Exploración física

La exploración física debe centrarse en la examen completo del abdomen, de la cadera, y de la ingle. En mujeres, se debe considerar también un exploración pélvica.

  • Inspección

    • La cadera puede estar en leve flexión y rotación externa para aliviar la tensión de la unidad musculotendinosa.

    • El análisis de la marcha puede demostrar una longitud acortada en el lado y un aumento de la flexión de la rodilla y déficit de apoyo del talón en las en las fases de apoyo medio.

  • Palpación

    • Se puede apreciar una inclinación pélvica anterior debido al ajuste subsiguiente del músculo iliopsoas.

    • La palpación profunda directa del área del triángulo femoral, que está delimitado, en la parte superior por el ligamento ilioinguinal, en la parte medial por el músculo aductor largo, y lateralmente por el músculo sartorio, da lugar a la palpación directa de la unión musculotendinosa del iliopsoas.

    • La sensibilidad sobre la inserción del tendón iliopsoas se puede observar con la palpación del trocánter menor por debajo del pliegue glúteo con el paciente en decúbito prono.

  • Pruebas funcionales

    • Las pruebas funcionales incluyen flexión contra resistencia de la cadera a 15° con palpación del músculo del psoas debajo de la mitad  lateral del ligamento inguinal.

    • También se le puede pedir al paciente que se siente con las rodillas extendidas y la elevación subsecuente del talón en el afectado lado. El dolor causado por esta maniobra (prueba positiva de Ludloff) es constante con una tendinitis del iliopsoas porque los iliopsoas son los únicos flexores de la cadera  activos en esta posición.

    • Prueba del chasquido de la cadera  o el test  de la extensión de la cadera. Se comienza poniendo la cadera afectada en flexión, abducción, y rotación externa (la rodilla se flexiona para facilitar la prueba), y extender pasivamente la cadera. Esto puede dar lugar a un chasquido o resorte audible o a un impulso palpable sobre la región inguinal. El dolor asociado a esta maniobra es altamente sugestivo de  tendinitis o bursitis iliopsoas.

Diagnostico de la bursitis y de la Tendinitis del Iliopsoas

La tendinitis y/o la bursitis del iliopsoas están entre las condiciones sub-documentadas y sub-diagnosticadas, porque son difíciles de identificar. La gente tendrá a menudo la lesión durante meses, antes de ir a buscar la atención médica profesional. Estas lesiones se asocian a menudo al síndrome de la cadera en resorte (una sensación en la que parece que la cadera se encaja a presión se mueve y es el resultado de un resalte del tendón al hacer ciertos movimientos de la cadera, o el resultado de cuerpos libres en la articulación de la cadera), aumento de la lordosis lumbar, lesiones degenerativas o hernias de los discos lumbares, y/o otras lesiones de la ingle (fracturas por avulsión, osteopatía del pubis, tendinitis de los aductores, hernia inguinal del deportista, atrapamiento del nervio).

Para ayudar a alcanzar un diagnostico adecuado, se comenzará con una buena historia clínica. Hay que preguntar por la intensidad del dolor actual, la duración de los síntomas y las limitaciones funcionales. Preguntar por posibles causas del problema, cuando comenzaron, y si le ha ocurrido algo similar en el pasado.

La mayor parte de la exploración física se centrará en el abdomen, cadera, pelvis, ingle, región lumbosacra, muslo proximal y área genital. Hay que examinar visualmente y por palpación (sensación) los huesos y los tejidos blandos para evaluar las semejanzas (simetría), y reconocer diferencias. Esto ayudará a descubrir cualquier anormalidad, tal como, inflamación leve o severa, presencia de líquido, dolor e hipersensibilidad, deformidad del hueso o del tejido blando, y debilidad muscular. Se buscará a menudo una inclinación pélvica anterior debido a los músculos contracturados del iliopsoas. La marcha (la manera de caminar) y las longitudes de los miembros.

La presión en el triángulo femoral de la ingle (ligamento inguinal en la parte superior, el músculo sartorio en la parte externa y el músculo aductor largo en la parte interna) provoca dolor. La rotación externa contra-resistencia es dolorosa, lo mismo que la elevación en extensión de las piernas. También pueden aparecer ruidos en la movilización de la cadera.

Pruebas diagnósticas:

Básicamente el diagnóstico es clínico.

Radiografías simple: proporcionará una imagen de dos dimensiones de la estructura general de la pelvis. Son útiles para identificar la posición de la pelvis y/o cualquier inestabilidad, o alteraciones en los huesos que la forman (osteofitos o quistes del hueso, desgaste y ruptura en la articulación), las fracturas por avulsión (cuando un fragmento del hueso se arranca y se sitúa lejos del hueso principal junto con el tejido blando (músculo, tendón, ligamento) como resultado del traumatismo y/o otros problemas de la ingle o de la cadera.

Exploraciones con RM y TAC: proporcionará una información más detallada y ayudará a evaluar los tejidos blandos en y alrededor de la ingle y pelvis (músculos, tendones, ligamentos, fascia, y otros tejidos conectivos blandos). Demostrarán la presencia de líquido alrededor del músculo, y pueden identificar si hay inflamación, o si hay tendinitis, o desgarros y otras condiciones asociadas de la ingle. Se utilizan generalmente en casos más severos o para identificar condiciones coexistentes de la ingle.

La resonancia magnética es actualmente la prueba complementaria estándar para evaluar las condiciones dolorosas de la cadera y de la pelvis, particularmente porque muchas estructuras anatómicas pueden ser el origen del dolor. En un estudio reciente de 19 atletas con dolor de la ingle y un diagnóstico clínico establecido, la resonancia magnética permitió  reclasificar el 32% de las caderas a diversas etiologías para el dolor de la ingle. Estos diagnósticos incluyeron los desgarros musculares y las tendinitis del músculo.

o    En la evaluación de la lesión musculotendinosa, las imágenes spin-echo T2-weighted muestran un aumento de la  intensidad de la señal asociada a la hinchazón y a la inflamación. Sin embargo, en  hemorragia asociada a lesión musculotendinosa más severa, ambas imágenes de T1-weighted y las imágenes de T2-weighted representan una alta-señal de intensidad.

o    En la evaluación de la peritendinitis, el incremento  de líquido en el tejido peritendinoso se detecta en las Imágenes spin-echo T2-weighted o short T1 inversion recovery (STIR) como un foco de  alta-señal de intensidad que rodea un tendón normal.

o    Por otra parte, la tendinosis se demuestra en las imágenes spin-echo T1-weighted como un área de intensidad más alta de señal dentro del tendón que se asocia a una degeneración  mixoide o a una proliferación angiofibroblástica. Las imágenes spin-echo T1-weighted  pueden demostrar un anormal señal (generalmente menos que la vista en las imágenes de T1-weighted) o una señal normal.

Ultrasonidos: Las ecografías son la prueba diagnóstica no invasiva, más utilizada en el diagnóstico de lesiones músculo-tendinosas. Puede confirmar diagnósticos y demostrar la interrupción del tejido blando o los tendones engrosados. Es bueno para identificar bursitis y la presencia de  líquido excesivo en bursa, y/o para eliminar otras causas de dolor del iliopsoas.

Estudios del laboratorio: Los estudios del laboratorio raramente están indicados  si está claro el  diagnóstico de tendinitis del iliopsoas. Si el diagnóstico es confuso, se pide una formula y un recuento, la velocidad de sedimentación globular, o la proteína C-reactiva, factor reumatoide, anticuerpos anti CCP (anticyclic citrullinated peptide antibody), anticuerpos antinucleares, y un uroanálisis para descartar  otras causas de dolor en la ingle.

Pruebas intervencionistas. Se utiliza la prueba de la lidocaína:

o    La prueba de  la lidocaína puede ser realizado en los casos difíciles de tendinitis del iliopsoas donde la causa el dolor es confuso.

o    Utilizar un abordaje anterior a través del triángulo femoral, y bajo dirección ultrasonidos, el radiólogo intervencionista o el cirujano ortopédico procura infiltrar el tendón del iliopsoas con lidocaína al 1%. Generalmente se administra 10 ml. de lidocaína con una aguja espinal de 25 g adecuada para la anestesia local.

El alivio de los síntomas después de la inyección confirma diagnóstico 

Tratamiento de la bursitis y de Tendinitis de Iliopsoas

El tratamiento se basa generalmente en tratamientos conservadores. Estas condiciones pueden a menudo durar meses o años si no se tratan bien desde el principio.

El factor más importante para la curación de la lesión del iliopsoas es el reposo. Durante la recuperación hay que modificar o evitar las actividades que tensionen los músculos del iliopsoas y crean espasmos de dicho músculo, hasta que el dolor y la inflamación desaparezcan. En la evolución de la  tendinitis y/o bursitis iliopsoas puede desarrollarse un tejido blando cicatricial, como consecuencia de la reparación del tejido dañado de la ingle. Este tejido se adhiere a las fibras musculares, tendones, ligamentos, fascia, nervios, y articulación y causan dolor que impide una movilidad correcta de la articulación (limitando la amplitud del movimiento, la flexibilidad y la fuerza).

La cirugía se utiliza raramente con el síndrome de la tendinitis o  de la bursitis del iliopsoas.

La vuelta a las actividades normales se puede hacer cuando no haya dolor y haya una flexibilidad y una potencia adecuadas de los flexores y los grupos musculares opositores (músculos abdominales,  glúteos, de la espalda y, aductores de la cadera).  Se debe estar libre de dolor antes de iniciar la rutina normal de la vida diaria.

Una buena regla empírica es el no aumentar la actividad más del 10% por semana hasta que se esté de nuevo a niveles razonables del ejercicio (esto está especialmente indicado en la población de más edad, que pueden necesitar  parar o modificar seriamente las actividades de correr/saltar). A menudo es útil buscar nuevas actividades como el ciclismo o la natación que complemente las actividades anteriores y no agrave las lesiones del iliopsoas.

Tratamientos conservadores para la tendinitis o bursitis iliopsoas

Filosofía del tratamiento R.I.C.E.

Esta filosofía del tratamiento se utiliza para disminuir la inflamación y para aliviar el dolor de la tendinitis o bursitis crónicas o agudas del iliopsoas en el plazo de las primeras 48 horas del recrudecimiento.

  • Reposo y limite su actividad. Muletas del uso o ayudas que caminan a ayudar a aliviar ejerza presión sobre si procede y prevenga la tensión de un blando.

  • Hielo (Ice en ingles) en la ingle y área abdominal 2-3 veces/día por aproximadamente durante 15 - 20 minutos para ayudar a reducir flujo de sangre y la acumulación de líquido. Los paquetes de gel son una mejor opción que los guisantes congelados si es posible, ya que se moldean a la forma cuerpo y es reutilizable (no aplicar los paquetes de hielo/gel directamente en la piel, Se debe envolver con una la compresa fría o un paño). Utilizando 2 paquetes de gel se cubrirá toda la ingle, pelvis y el muslo en una vez.

  • Compresión del área si es posible para reducir al mínimo la hinchazón (La compresión debe ser moderada, sin que cause trastornos neurológicos y vasculares distales). Las férulas de neopreno que se envuelven alrededor de la ingle, el flexor de la cadera y los músculos del aductor son muy útiles.

  • Elevación de la pierna sobre el nivel del pecho para disminuir la presión de la hinchazón y a permitir que líquido a salga de la zona dañada. El masaje suave alrededor de la ingle y el área de la pelvis también ayudará a prevenir contractura.

 

 

Tratamiento con ultrasonidos

Los ultrasonidos son una gran opción terapéutica para disminuir la inflamación, el dolor y el daño de los tejidos blandos (músculo, tendón, ligamento, nervio y tejido blando conectivo) que en este caso puede aparecer en la parte interna del muslo (aductor) y del flexor de la cadera que se puede asociar a tendinitis y/o a bursitis del iliopsoas. El tratamiento se puede poner en la parte interna del muslo usando un dispositivo portátil para hacerla en casa. La terapia con ultrasonidos es fácil, indolora, segura, y requiere generalmente entre 5 - 10 minutos, 3 veces al día. Se basa en una forma de terapia profunda del tejido blando, que se genera a través de las ondas acústicas de alta frecuencia (pero que no podemos oír). Estas ondas envían vibraciones en profundidad y provocan un aumento de la temperatura de los tejidos blandos de la zona. Las ondas se transmiten desde un dispositivo portátil a través de un gel medico conductor y con un movimiento lento, circular sobre de la piel del área dañada. Se puede notar un zumbido leve y una sensación de calor durante el proceso debido al efecto terapéutico del ultrasonido. No utilizar el ultrasonido sobre el abdomen, la pelvis o las áreas genitales.

La terapia con ultrasonido aumenta la elasticidad del colágeno y del tejido blando, que por otro lado, estimula el flujo sanguíneo (circulación) y aporte de oxígeno y  alimentos al área dañada. Esto limpia los tejidos blandos consiguiendo liberarlos de los residuos y ayuda a  curar la lesión. Si el tejido blando dañado no se trata correctamente puede curar defectuosamente, con un tejido cicatrizal o calcificado que resulta ser más débil. Por otro lado, los ultrasonidos ayudarán a aumentar la rango del movimiento rompiendo cualquier brida de la cicatriz que se hayan formado en los músculos proximales del muslo y flexores de la cadera. Las ondas del ultrasonido penetran profundamente en los tejidos blandos, despegan y relajan los músculos y otros tejidos blandos, disminuyen la inflamación crónica y el dolor, y aceleran la velocidad de recuperación, así que se puede volver a las actividades diarias más pronto.

Medicaciones de la tendinitis o de la bursitis del iliopsoas y suplementos naturales

Se pueden utilizar medicamentos analgésicos y  antiinflamatorios no-esteroideos (AINES). Sin embargo, estos medicamentos no curarán este problema - tratarán simplemente los síntomas.

Estas drogas no se recomiendan para el uso a largo plazo, pues los analgésicos pueden estropear el hígado y los AINES pueden tener problemas gastrointestinales (tales como malestar estomacal, diarrea, úlceras y sangrado intestinal). Pueden también provocar otros efectos secundarios serios, e incluso inhiben la capacidad natural del cuerpo de curarse. Los inhibidores COX-2 (Celebrex, Bextra o Vioxx, bloquea la enzima COX-2 implicada con la producción de la prostaglandina responsable de la inflamación) se han ligado a riesgos de infarto de miocardio, accidente cerebro-vascular y en algunos casos la muerte. De hecho  se han retirado algunos inhibidores de la COX-2 (Vioxx y Bextra) del mercado así como se ha restringido el uso del Celebrex

Infiltraciones con corticoides o medicaciones tópicas: puede ayudar inicialmente a reducir la inflamación y la hinchazón; sin embargo los esteroides pueden causar realmente más daño que beneficios si se utilizan a base a largo plazo. Los corticoesteroides se deben utilizar con precaución y nunca conjuntamente con terapia de ultrasonidos.

También se ha recomendado el uso de glucosamina, condroitin sulfato, capsaicina, y otros para ayudar a aliviar el dolor y/o a fortalecer los tejidos blandos. Las inyecciones de ácido hialurónico también se han utilizado con éxito.

Los tratamientos con Frío-Calor pueden ser utilizados una vez que el dolor inicial haya disminuido para proporcionar alivio del dolor y mejorar la función. La Terapia con calor implica usar una compresa caliente para ayudar a reducir el dolor los espasmos del músculo, articulación y la rigidez del músculo que puede acompañar a la tendinitis o bursitis iliopsoas, y ayudará a aumentar el flujo de sangre a la lesión. La Terapia con frío implica el uso de una compresa fría para ayudar a disminuir cualquier inflamación, hinchazón, espasmos del músculo, así como los esguinces y las distensiones de los ligamentos y los tendones, ya que restringe el flujo sanguíneo y disminuye la acumulación de fluidos. El frío también tiene un efecto de entumecimiento de los nervios con lo que disminuye la sensación del dolor.

La mejor manera de conseguir terapia caliente/fría está usando un propósito dual paquete caliente/frío del gel en el área dañada. Éstos son muy eficaces, convenientes, y duraderos. Son fáciles de utilizar porque son portátiles, pueden ser calentados en el microondas o ser refrescados en el congelador, y se moldean a la forma de la articulación. Una vez que el tratamiento ha terminado pueden ser lavados y ser reutilizados repetidamente otra vez. También se puede poner los paquetes del gel en una funda lavable, de paño grueso y suave para asegurar los paquetes a su cuerpo (muy eficaz cuando el dolor está en una zona de difícil acceso o en áreas múltiples) y para crear una barrera entre su piel y el paquete para prevenir la quemadura del calor/del hielo

Terapias  alternativas de la tendinitis-bursitis del iliopsoas, ejercicio y sistemas de ayuda

Terapia física es una manera beneficiosa de ayudar a disminuir el dolor en los tejidos blandos, rehabilitar los músculos debilitados de la ingle, pelvis, cadera y mejorar la fuerza y movilidad de la pierna. El tipo de terapia física y su duración será dependiente del grado de la lesión del iliopsoas. Las sesiones de terapia activa (masaje profundo), acupuntura, o sesiones de masaje o quiropráctica también se han descrito como útiles para reducir el dolor y para mejorar la alineación del músculo y el hueso experimentada con dolor de la ingle.

Una vez que el dolor de la tendinitis-bursitis del iliopsoas comienza a disminuir, un fisioterapeuta puede preparar un programa individualizado de ejercicios de fortalecimiento, resistencia y estiramiento para mejorar la condición de los músculos  abdominales, pélvicos, de la ingle, cadera, lumbares, de la nalga y de las piernas. Es importante consolidar y estirar estos grupos musculares opositores para dar balance al cuerpo y para mantener la pelvis en su lugar, con el fin de que el músculo iliopsoas no tire de la pelvis y no la desalinee. El programa estará basado en las necesidades y capacidades de cada persona, y  ayudará a volver a realizar las rutinas normales.

Es importante empezar progresivamente las actividades regulares durante la rehabilitación para restaurar fuerza, aptitud y la coordinación. Se comenzará generalmente con la rango pasivo del movimiento (ROM) y de los ejercicios isométricos (ejercicios de fuerza que implican contracciones contra resistencia sin movimiento de las articulaciones) por ejemplo elevar la pierna, ponerse en cuclillas suavemente, y estiramientos suaves de la espalda (traer la rodilla hacia el pecho o estirar el cuadriceps colgándolo del lado de una cama mientras que se está acostando).

Una vez terminados éstos con dolor mínimo, se podrá  participar en más fortalecimientos y estiramientos como ejercicios abdominales elevando las piernas, lunges, sentarse con las piernas estiradas, los estiramientos del cuadriceps, los movimientos con balón y movimientos circulares. Los movimientos y las actividades dinámicas de potenciación como los ejercicios acuáticos, la bicicleta estática, subir escaleras, máquina elíptica, el caminar y/o el entrenamiento con peso ayudarán a recuperar la fuerza y la resistencia.

El estirar demasiado pronto puede poner el músculo iliopsoas en posiciones incómodas, agravando la lesión. Sin embargo, una vez que ya se está preparado, el estiramiento es esencial para recuperar la flexibilidad normal de los tejidos blandos y de prevenir el desarrollo de tejido cicatricial. También ayudará a promover una posición pélvica neutra y a conseguir la liberación de cualquier tensión respecto al músculo iliopsoas. Es también muy importante estirar las rodillas así como los grupos musculares mencionados arriba.

Es extremadamente importante restaurar el rango de movimiento, y potenciar y estirar los músculos correctamente ya que pueden haberse debilitado durante el período de no uso (reposo).

Para aumentar la comodidad y prevenir daño adicional se puede prescribir un soporte de la ingle y/o de la parte superior del muslo, pero generalmente esto no es necesario, y en todo caso durante cortos periodos de tiempo porque pueden provocar atrofia muscular y dificultar la circulación local.

Evaluar cómo se utilizan los músculos de la ingle, del abdomen, de la cadera y del muslo en actividades diarias para determinar si se puede disminuir la tensión en los tejidos blandos (eliminando los movimientos bruscos  de torsión y rotación en lo posible). Esto puede implicar el cambiar de hábitos y/o el uso de un equipo correcto o de apoyo (calzado adecuado, ayudas para la deambulación) para ayudar a realizarlos con más  eficacia y  seguridad. Cuando se reinicia el entrenamiento después de varias semanas, se deben evitar las actividades que provocaron el problema y corregir defectos de entrenamiento. Hacer descansos más frecuentes durante el trabajo o actividades puede también aliviar la tensión.

Programa de rehabilitación

Fase aguda 

Terapia física 

El objetivo primario de la fase aguda de la rehabilitación es aliviar dolor, el espasmo, y la hinchazón. Un tema secundario, en caso de necesidad, es volver al paciente a las actividades de la vida diaria (eg., caminando sin ayuda). Una combinación de la medicación, hielo, reposo, y de estiramientos suaves ayuda a conseguir estas metas. Un paquete de hielo machacado envuelto en una bolsa o paño durante 20 minutos cada 1-2 horas también puede contribuir al alivio del dolor, del espasmo, y de la inflamación.

Además el reposo relativo (evitando las actividades que tensionan el músculo iliopsoas), y un régimen de estiramientos suaves puede ayudar a la reducción del espasmo en los iliopsoas. Hay que tener en cuenta que los estiramientos no deben hacerse inmediatamente después del enfriamiento con hielo, cuando la sensibilidad al dolor se disminuye, porque existe la posibilidad de estirar demasiado. Un estiramiento suave del músculo iliopsoas se muestra en la figura 1. Llevar a cabo el estiramiento durante  20 segundos, relajar durante 30 segundos, y repetir el estiramiento 5 veces. Hay que tener la precaución para no aguantar la respiración mientras que se mantiene un estiramiento libre de dolor.

Si no hay una deambulación normal en el momento del diagnóstico, el paciente necesita comenzar ejercicios de deambulación con la ayuda de muletas, con carga parcial del peso, progresando progresivamente hasta la carga total y, finalmente, caminando sin marcha antiálgica y sin ayuda. El paciente puede practicar el caminar delante de un espejo integral para asegurarse de que el ritmo y las técnicas de deambulación son correctos. 

Cuestiones médicas/complicaciones 

El tiempo medio del inicio de síntomas al diagnóstico se extiende típicamente a partir de meses a años; por lo tanto, la mayoría de los pacientes pueden presentarse en fases subagudas o crónicas de la enfermedad. A pesar de esto, el tratamiento médico durante la fase aguda consiste en reposo y la evitación relativa de las actividades que causan dolor. Raramente, las muletas pueden ser necesarias si el dolor se asocia a la deambulación o a actividades de la vida diaria. Se recomienda el uso de hielo durante 20 minutos cada 1-2 horas para los primeros 1-3 días, además de un uso corto (eg., 5-14 d) de drogas antiinflamatorias no asteroideas (AINEs) para potencialmente limitar la inflamación y asistir con analgesia. 

Fase de recuperación 

Terapia física

El propósito de esta fase de la rehabilitación es volver al paciente a la ROM normal, a la fuerza, a la resistencia, y a la actividad deportiva específico del paciente. La ROM normal puede ser lograda manteniendo unos mecanismos  normales del paso, manteniendo un régimen de estiramientos, y practicando buenas técnicas de calentamiento y relajación con el ejercicio. 

Los ejercicios de estirando que facilitan de lleno la ROM para el complejo del iliopsoas se muestran en las figuras 1 y 2. Además de estirar para la ROM, ciertos estiramientos pueden permitir que una pelvis rotada en exceso anteriormente vuelva a una posición más anatómica. Estirando el músculo recto femoral (véase figura 3) se favorece una posición pélvica neutral y disminuye la tensión o el espasmo de los músculos iliopsoas. Hay que llevar a cabo el estiramiento según lo descrito en la Fase aguda de la terapia física. 

Además el estiramiento para volver la alineación pélvica a la normalidad, el fortalecimiento de los tendones de la corva proporciona una fuerza en la zona  posterior de la cintura pélvica y combate la tensión del iliopsoas que tiran en la pelvis anterior. Vea figuras 5-8. La lesión del músculo Iliopsoas puede causar un aumento de la lordosis lumbar y la inclinación pélvica anterior, que pueden ser corregidas fortaleciendo los grupos específicos de los músculos antagonistas.

El fortalecimiento de la musculatura abdominal realizando ejercicios abdominales aborda ambas cuestiones. Los ejercicios abdominales realizados enganchando los tobillos con un objeto o mantenerlos sujetos firmemente agravan la lordosis lumbar y la tensión del iliopsoas. Los ejercicios abdominales  ejecutados con las rodillas y las caderas flexionadas en 90° permiten que los iliopsoas se relajen, y el esfuerzo se concentre en el músculo recto del abdomen, y al mismo tiempo se preserva una posición pélvica neutral (figura 9). Los ejercicios que potencian el glúteo mayor también aumentan el estado pélvico ideal (figura 10). 

Comenzar  todos los ejercicios de fortalecimiento en un peso que el paciente pueda levantar confortablemente o con un dispositivo de resistencia de banda elástica con el cual el paciente controle la tensión. Los ejercicios deben ser libres de dolor y realizados diariamente en 4 series de 10-15 repeticiones. A medida que el peso llega a ser más fácil de levantar, se aumenta la resistencia. 

La resistencia se adquiere a través del movimiento con baja resistencia en el tiempo. Los ejercicios que requieren flexión repetida de la cadera o la rotación externa femoral pueden mejorar la función del iliopsoas si la resistencia es baja. Ejemplos de estos ejercicios son el ciclismo con resistencia baja, el subir escaleras en una máquina con el ajuste en la resistencia más baja, o caminar. El entrenamiento no debe producir dolor, ya que podría fatigar el músculo iliopsoas. Tener la precaución de que la musculatura tenga tiempo para recuperar antes de empezar la siguiente tanda de entrenamiento de la resistencia. Mientras que el músculo se recupera, los ejercicios de resistencia se pueden realizar diariamente, y la resistencia se puede aumentar gradualmente con el tiempo de actividad. 

Terapia recreacional 

A medida que la tolerancia a la actividad aumenta, el paciente puede comenzar fácilmente la resistencia en bicicleta, caminando, y corriendo (sin el terreno). En la fase de recuperación, el paciente poco a poco se prepone volver gradualmente a las actividades deportivas específicas, conduciendo a la participación completa libre de dolor.

Cuestiones médicas/Complicaciones

Se pueden experimentar episodios intermitentes del dolor cuando el paciente comienza a volver a las actividades de la vida diario y avanza en el programa de fortalecimiento. En estos momentos, pueden ser necesario tandas de corta duración de analgésicos, además de la modificación a la actividad.

Fase del mantenimiento 

Terapia física 

La meta de la fase de mantenimiento de la rehabilitación para lesión del iliopsoas es desafiar a los músculos implicados para continuar realizando su trabajo. El estiramiento de los iliopsoas y del recto femoral debe continuar (véase figuras 1-3), y se debe aumentar el fortalecimiento para satisfacer las exigencias de la recuperación de iliopsoas y realizarlo a un nivel óptimo. Los ejercicios distintos a los descritos en la fase de recuperación pueden iniciarse en un gimnasio, aunque los mismos resultados pueden producirse gradualmente por el aumento de la resistencia a los ejercicios de las figuras 5-8.


Consulte las figuras 11-13 para demostraciones de tecnologías avanzadas de ejercicios para el fortalecimiento de la iliopsoas y los tendones de la corva. Estos ejercicios deben progresar gradualmente, libres de dolor, en la resistencia ya sea mediante el aumento de las repeticiones o del peso cada tercera o cuarta sesión, según sea tolerado. El movimiento avanzado del ejercicio lunges (véase figura 14) tiene en cuenta muchos músculos (, iliopsoas, tendones de la corva, glúteo mayor, ingle) para trabajar juntos para devolver fuerza y el balance al atleta. Los lunges son unos ejercicios que se deben hacer suave y lentamente, con movimiento fluidos mientras que la rodilla trasera baja hacia el suelo. Esta posición se mantiene durante 5-7 segundos antes de volver a una posición más vertical para terminar el ejercicio.
 

Terapia recreacional 

Las Actividades recreacionales que facilitan la recuperación del músculo iliopsoas para mantener su fuerza y la función incluyen patinaje, ciclismo, bailar, patinaje, montar a caballo (especialmente montar a caballo inglés), y el remar. Otros deportes, tales como fútbol, el ciclismo competitivo, la carrera, y la gimnasia, toda tienen una alta demanda de la flexión de la cadera combinada con la flexión del tronco, que acorta los iliopsoas y puede causar tensión cuando el cuerpo exige la independiente de la flexión de la cadera de la flexión del tronco. Mantener un  programa de estirar y fortalecimiento de es cruciales y el paciente debe considerar el cruz-entrenamiento para deportes más bajos de la extremidad inferiores que permitan un tronco más vertical.

Tratamiento quirúrgico para la bursitis y/o la tendinitis de Iliopsoas

La intervención quirúrgica no está, generalmente indicada para la tendinitis del iliopsoas pues no garantiza el éxito; sin embargo, se considera para aquellos pacientes en quienes el tratamiento no quirúrgico se prolonga demasiado y también ha fallado la infiltración con lidocaína.

Se han descrito 2 técnicas quirúrgicas que son

1.       liberación completa de la inserción del tendón del iliopsoas y

2.       liberación parcial por el transección del aspecto posteromedial del tendón del iliopsoas.

Cada abordaje ha producido resultados generalmente buenos en términos de alivio del dolor, pero hay poca documentación sobre si hay debilidad residual significativa. Gruen et al publicaron que el 73% de pacientes volvieron a las actividades atléticas anteriores, y el 45% también volviendo a su nivel anterior de la participación atlética después de la cirugía. Hoskins et al revisaron su experiencia con la corrección quirúrgica por alargamiento fraccionario del tendón del iliopsoas en 92 casos. Tuvieron complicaciones en un tercio de los pacientes y sobre todo de dolor persistente incluido de la cadera, de déficit sensorial, y de la debilidad en la flexión de la cadera.

Dobbs et al han publicado recientemente los resultados del alargamiento fraccionario quirúrgico del tendón del iliopsoas en los adolescentes (edad media 15 años). En 4 años de seguimiento medio, todos los pacientes han regresado a su nivel preoperatorio de actividad sin debilidad subjetiva.

Más recientemente, Byrd et al describieron la liberación del tendón del iliopsoas artroscopicamente.

Prevención de la tendinitis y bursitis del iliopsoas

Es siempre mejor prevenir la tendinitis y/o bursitis más del iliopsoas que intentar arreglarla después de que se presente, aunque no siempre se puede conseguir. En todo caso, hay un número de cosas que se pueden hacer para mantenerse sano y para prevenir daño adicional.

Para estabilizar el área de la ingle y de la pelvis y aumentar el rango de movimiento, mantener y construir un  programa propio de ejercicios de fuerza, estabilidad y flexibilidad para mantener el cuerpo fuerte y prevenir otras lesiones. Esto implica el balancear los músculos delanteros del cuerpo (abdominal, pélvico, ingle, cuadriceps, y cadera) y los músculos traseros del cuerpo (los tendones de la corva, los músculos lumbares, glúteos y de la cadera). El entrenamiento procioceptivo y el pliométrico (que combina los dos tipos de contracciones anisométricas: la concéntrica y la excéntrica. Son ejercicios para desarrollar fuerza, velocidad y agilidad, tal como saltar o la velocidad de pegad, el lanzamiento…) son también un complemento excelente a la rutina del ejercicio. El yoga, el tai Chi, o una rutina estiramientos diaria ayudarán a mantener los músculos y alas articulaciones flexibles (evite los movimientos flexión y torsión bruscos).

Un programa regular del ejercicio y/o de capacitación en varias disciplinas que abarca todo el cuerpo e incluyen actividad aerobia de bajo impacto por lo menos 3 días por semana, tal como caminar, patinaje en línea, natación o ciclismo, ayudarán a mantener el cuerpo sano y fuerte para prevenir lesiones del iliopsoas.

Perder y/o mantener el peso, que implica el comer una dieta equilibrada con proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas, minerales, fitoquímicos y antioxidantes. Esto ayudará a mantener un sistema sano y el  peso. Con el aumento de apenas 5 kilos de peso, las articulaciones deben soportar entre 10 y 45 kilos más, que pueden añadir un estrés  innecesario a al cuerpo. La limitando del café, del consumo de alcohol y de nicotina también mejorará la salud.

Elegir el equipo y las ayudas adecuadas para cada tipo y tamaño del cuerpo:

  • Ayudas para la ingle, pelvis, muslo superior, y cadera si es necesario, se utilizarán como una ayuda adicional para proteger ciertas áreas.

  • Pantalones térmicos o shortts de compresión, que ayudan a mantener los músculos calientes durante las actividades.

  • Zapatos almohadillados u ortopédicos que se ajuste bien los pies y adecuados para cada deporte en particular (plantillas absorbentes de choque, taloneras estabilizadoras, etc.).

  • Ayudas de la movilidad (barras o barandillas, bastones o andadores) que ayudan a aliviar los síntomas y a mejorar la función.

Evitar ir demasiado deprisa. Se debe empezar progresivamente para evitar lesiones por sobreuso. Esto es especialmente importante cuando se empieza una nueva actividad. Aumentar gradualmente la actividad para evitar el cansancio excesivo de los músculos y articulaciones. Siempre calentar y enfriar los músculos (especialmente los músculos de la pelvis y de la ingle) antes y después del trabajo, y aprender la forma y las técnicas adecuadas para cada actividad.

Si se tiene dolor de la ingle, se bebe “escuchar” al cuerpo y disminuir, modificar y/o evita cualquier actividad o movimiento que causen dolor e irritación (torsiones, giros, golpes con el pie, levantamientos, correr o caminar en terreno desigual o cuesta arriba). Intentar caminar en superficies más blandas como ceniza o hierba, mejor que pavimento o superficies fangosas si se corre largas distancias, acortar el paso y disminuir la velocidad. Si se requiere realizar estos movimientos en el trabajo o en los juegos y no puede evitarlos, se deben hacer descansos frecuentes para reposar con el fin de prevenir la fatiga y el dolor. Es importante no precipitar la recuperación para no provocar daño adicional.

Terapia con ultrasonido puede ser realizada en casa con un dispositivo portátil. Si hay tiene síntomas o se está recuperando de una tendinitis o bursitis del iliopsoas, usar ultrasonido antes de la actividad en superior del muslo y en los músculos flexores de la cadera lo cual ayudará a relajar los tejidos blandos, a preparar los músculos para la acción, a reducir el tejido cicatricial, y a disminuir el dolor y la inflamación después de su actividad. ¡No utilizar sobre las áreas genitales!

Si se sufre de inflamación o de dolor leve después de ciertas actividades o movimientos se pueden usar los ultrasonidos después de terminar la actividad, después reposar, y aplicar una compresión y frió y elevar el miembro afecto. Se puede también utilizar  medicación analgésica o antiinflamatoria, si procede, para aliviar el dolor.

Archivos de imagen

Estiramiento iliopsoas Figura 1: Estiramiento del iliopsoas

Ampliar imagen

Figura 2: Estiramiento del iliopsoas en rotación externa

Ampliar imagen

Figura 3: Estiramiento del recto femoral

Ampliar imagen

Figura 4: Potenciación del iliopsoas con tobillera con peso

Ampliar imagen

Figura 5: Potenciación del iliopsoas con manguito de peso

Ampliar imagen

Figura 6: Flexión de la cadera (elevación con extensión) para la potenciación con manguito de peso

Ampliar imagen

Figura 7: Potenciación en rotación externa con manguito de peso

Ampliar imagen

Figura 8: Potenciación en rotación externa con banda elástica de contrarresistencia

Ampliar imagen

Figura 9: Ejercicios abdominales con las caderas y rodillas en 90º de flexión

Ampliar imagen

Figura 10: De pie y con la cadera en extensión, potenciación con una banda elástica de contrarresistencia

Ampliar imagen

Figura 11: Cuatro direcciones de marcha de cadera (flexión en bipedestación)

Ampliar imagen

Figura 12: En decúbito prono flexión de los isquiotibiales

Ampliar imagen

Figura 13: Sentado, flexión de los isquiotibiales

Ampliar imagen

Figura 14: Lunges

Ampliar imagen

 

   
Colóquese con una pierna estirada (atrás) y la otra flexionada (delante). En esta postura trate de aproximar la pelvis al suelo lo máximo posible. Mantenga la posición y repita el movimiento con la otra pierna. En esta maniobra el músculo psoas que estiramos es el de la pierna extendida. Sentado en el suelo y ambas piernas extendidas flexionar la pierna derecha hacia atrás. Espirar y lentamente inclinar hacia detrás la espalda hasta apoyar los codos sobre el suelo. Mantener el estiramiento. Repetir con la otra pierna.

El sujeto se colocará encima de la camilla o plinton, tendido decúbito supino y a continuación el se cogerá con sus manos una de sus piernas por la rodilla y la acercará al pecho. La pierna correspondiente a la cadera a estirar fuera de camilla. Si existe acortamiento del psoas iliaco, se producirá elevación del muslo apoyado en la camilla. Se estira el psoasiliaco y el recto anterior. El paciente se sitúa en bipedestación a unos 30cm de un banco, manteniendo el tronco recto en todo momento y los brazos a lo largo del cuerpo colocará un pie encima del banco flexionando la rodilla del mismo lado. Desde esta posición colocará la pierna de abajo en ligera rotación interna y se inclinará hacia delante.
Duración: de 2 a 3 minutos para cada psoas

Arrodillado sobre la pierna izquierda y con la pierna derecha flexionada y apoyando el pie, cogemos el pie izquierdo hasta acercarlo a las nalgas. Mantener el estiramiento. Repetir sobre la pierna derecha.
 
De pie con piernas separadas lateralmente un poco más de lo normal pero sin forzar. En esta posición adelantar la cadera ligeramente a la vez que se gira el tronco hacia un lado apretando el abdomen. Intenta que el giro se inicie por debajo del ombligo.
Mantén la posición durante 15 segundos aproximadamente. Repite el movimiento rotando el tronco hacia el otro lado.

Rodilla elevada: a] De perfil en relación al plano de apoyo y antebrazo aguantando el pie hacia el glúteo derecho, b) Girar la pelvis en el sentido opuesto al plano de apoyo. En la posición de inicio, el pie de apoyo en el suelo está en ligera abertura para permitir la rotación de la pelvis sin tener que desplazar el pie.
 
Psoas por retroversión y abduccióna)  a)Semiabertura hacia delante, pie posterior separado en ligera rotación interna, pelvis de cara y rodilla anterior semiflexionada. b) Retroversión de la pelvis aplanando la zona lumbar, c) Bajar la cadera derecha sin inclinar el tronco y mante­niendo la retroversión.

Psoas por retroversión y extensión, en bipedestación. a) Semiabertura hacia delante y las dos rodillas semiflexionadas. b) Retrover­sión de la pelvis aplanando la zona lumbar, a) Extensión de la rodilla sin levantarse. El tronco se ha mantenido recto durante las dos fases sucesivas del ejercicio. La colocación de las manos sobre las crestas ilíacas ayuda a percibir mejor la retroversión de la pelvis y su rigidez en c. Psoas en rodilla hincada, por retroversión y extensión, a) Hincar la rodilla derecha. b) Retroversión de la pelvis aplanando la zona lumbar, c) Adelantar la pelvis manteniendo la retroversión. El tronco ha quedado recto durante todo el ejercicio.